Duelo por separación de la pareja

El amor es uno de los primeros sentimientos que experimenta el ser humano y tiende a ser puro, frágil y hermoso. Cuando se encuentra una persona con quien compartir este amor, la felicidad y la alegría no se hacen esperar.

Es por esta razón que la ruptura de una relación de pareja suele ser una de las situaciones más traumáticas y dolorosas para cualquier persona, siendo la más traumática la pérdida o muerte de un ser querido.

Emocionalmente, el o los involucrados se sienten agotados y comienzan a pasar por una etapa de “duelo” por la relación que recién termina y de la cual sólo quedan los buenos y gratos momentos compartidos por la pareja.

En cada caso el proceso se da de una manera distinta y muchas veces esto depende del tiempo que se mantuvo en pie el vínculo amoroso y cuáles eran los sentimientos que se sentían hacia la otra persona.

Además, nunca será lo mismo una separación acordada por ambas partes y que se realiza porque ya la relación se encuentra muy deteriorada, a una ruptura repentina ejecutada por uno de los dos miembros. Muchos menos si el rompimiento se da por la existencia de terceras personas o infidelidades.

Quien toma la decisión suele tener un impacto inicial menor tras la ruptura ya que probablemente lleva tiempo pensando en ella y ha ido asumiéndola de forma gradual. No ocurre lo mismo con el otro miembro ya que generalmente, la noticia lo suele tomar desprevenido.

De ninguna manera esto significa que quien termina la relación no sufre, sino que se encuentra un poco más preparado psicológica y emocionalmente hablando. De cualquier manera, el duelo tras la separación supone un largo, necesario y doloroso proceso.

Etapas del duelo por separación:

Si bien es cierto que cada persona atraviesa el proceso de separación de una manera distinta y que el tiempo del mismo puede variar, lo más normal es que la etapa aguda del duelo no dure más de seis meses.

Generalmente, unas etapas se dan con mucha más intensidad que otras y no siguen un orden específico, sino que se van presentando de manera espontánea.

·       Impacto inicial: Suele estar llena de incredulidad en aquellas personas que no se esperaban el anuncio de la ruptura de la relación. Puede durar horas e incluso días y suelen presentarse síntomas como falta de apetito, cansancio, insomnio, jaquecas y ansiedad.

·       Negación: Intentar negar lo sucedido, no aceptar la realidad y tener esperanzas de un posible regreso con la ahora expareja, son algunas maneras de aliviar el dolor. En algunos casos, no se da la noticia a familiares ni amigos ya que se tiene la expectativa de una reconciliación.

·       Tristeza y dolor: Es la fase del decaimiento, donde reinan la depresión y las ganas de no hacer nada. Los trastornos alimenticios y del sueño al igual que un descuido general se hacen presentes. Sólo se piensa en la ruptura.

·       Ira y rabia: La tristeza se hace a un lado para dar paso a la rabia. En primer lugar, la persona se siente herida y hasta traicionada pero luego surgen los sentimientos de rencor y resentimiento.

·       Aceptación: No se trata de felicidad sino del comienzo de una nueva etapa de paz y bienestar consigo mismo. Los pensamientos sobre el duelo y la ruptura son menos frecuentes y es cuando el individuo comienza a disfrutar de la compañía de los demás.

·       Reorganización y resolución: Una vez aceptada la situación, es necesario que el afectado realice reajustes y cambios en diversos aspectos de su vida y se decida a retomar aquellas actividades que se habían dejado de lado, todo con el fin de seguir adelante.

Ayuda psicológica ante el duelo por separación

Muchas veces, y aunque pase incluso más del tiempo “normal” de duelo tras la separación, la persona puede llegar a mostrar muy pocos o ningún avance ya que sigue deprimida y desesperanzada, además de que presenta deterioros en su salud. A esto se le conoce como duelo patológico.

En estos casos lo más recomendable es conseguir ayuda profesional lo más rápido posible, ya que, si se tarda mucho tiempo en llegar a la fase de reorganización y resolución, se puede generar un trastorno depresivo o de ansiedad extrema.

Por esta razón es de suma importancia conocer e identificar algunas conductas que presentan las personas propensas a desarrollar algún tipo de trastorno psicopatológico:

·       Abuso de alcohol o drogas: El individuo suele sumirse en estas para escapar de a ratos de la realidad en la que se encuentra. Este círculo vicioso lo único que obtiene como resultado es un sentimiento depresivo mucho mayor puesto que la persona vuelve a la realidad una vez fuera de los efectos de dichas sustancias.

·       Conductas obsesivas: Las llamadas continuas, el envío constante de correos o mensajes de texto y frecuentar los lugares donde se sabe suele ir la ex-pareja, son algunos comportamientos que logran malograr la autoestima y sólo resultan en respuestas negativas y hostiles por parte del otro.

·        Uso y abuso de fármacos: Especialmente de antidepresivos y ansiolíticos, con el fin de “tapar” las emociones que se experimentar durante el duelo tras la ruptura.

·       Descuido de la salud: En este grupo se incluyen los malos hábitos alimenticios y una baja o poca higiene personal que sólo logran prolongar el problema y evitar que se llegue pronto a una resolución.

Aunado a esto, al culminar una relación amorosa se suelen experimentar sentimientos de fracaso, culpa, envidia hacia aquellos que se encuentran cerca pero que no están pasando por la misma situación, rencor, entre otros.

El apoyo de amigos y familiares juega un papel fundamental y lo ideal es que una vez superadas las dos primeras fases se logre restablecer la conexión con ellos –que se abandonó en el proceso- para así salir exitoso de esta situación.

Para poder superar este difícil y dolorosa circunstancia, lo más importante es no quedarse estancado en el pasado y aceptar que, aunque aquello que era tan valioso para nosotros terminó, el mundo definitivamente no lo hizo y la vida continúa.